Levítico
19:18
No
te vengarás ni guardarás rencor.
IX
No lograste inhibirte de las siete plagas
asolando a tu pueblo descalzo,
ni dispusiste engullir guerreros en un mar
rojizo,
que divorciaste buscando muertes,
ni sedujiste con un paraíso de serpientes,
manzanas
y la desnudez de mujeres que se ofrecían…
No azotaste con condenas perpetuas al pecado
eterno.
Como tú, ¡mostraremos la otra mejilla!
Y descubriremos pedófilos cultivando ternura,
violadores entre farolillos apagados y pasajes
angostos,
vejadores compulsivos, sumisas convencidas
y aguijones de muerte
perdidos entre las venas del desencanto.
Querer poder sin poder volar con alas de ángel custodio.
Refugiados sin perspectivas de refugio
entre abstractos atajos sin destino;
huir sin huida, abrazando el humo volátil.
¡Y seguimos navegando hacia la tierra prometida!
No clamaré venganza, pero al menos,
mientras naufrago en esta ola hercúlea
de sofística misericordia…
¡Dejadme guardar rencor!
Àngel Martí
(In nomine matris)
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